En su propuesta para abordar este problema, Figueroa sugiere que las Fuerzas Armadas y los reservistas desempeñen un papel activo en la restauración de la seguridad ciudadana. Propone que el gobierno brinde capacitación a los reservistas en temas de arresto y control, ya que considera que están mejor preparados militarmente para hacer frente a la delincuencia en las calles.
La idea detrás de esta propuesta es que los reservistas puedan complementar los esfuerzos de la policía en el control del crimen y aumentar la presencia de seguridad en las comunidades. Figueroa enfatiza la necesidad de que estos reservistas estén adecuadamente capacitados para llevar a cabo estas tareas de manera efectiva y respetando los derechos humanos.
Además, Figueroa sugiere que los equipos de serenos estén integrados por reservistas y profesionales debidamente preparados en lugar de personas que puedan carecer de las cualidades necesarias para realizar este trabajo.
