La ingeniera civil Cintia Rubit Cruzado Hernández, egresada de la Universidad César Vallejo en 2017, experimentó un meteórico ascenso en la administración pública que desafía toda lógica meritocrática. Lo que resulta particularmente llamativo es que, hace apenas dos años, percibía una remuneración de S/ 999 como asistente de evaluación de expedientes en la Sub Gerencia de Estudios del mismo Gobierno Regional de Áncash que hoy mediante Resolución Gerencial General Regional 087-2024 le confía responsabilidades de gran envergadura como la de asesora principal del gobernador en obras públicas con un sueldo mensual de S/ 10,000.
Ascenso meteórico
La cronología de los hechos revela patrones que merecen ser conocidos por los ancashinos. Apenas un mes después de obtener su título profesional en 2017, Cruzado fue designada como jefa en la Municipalidad Provincial de Asunción – Chacas, precisamente cuando el actual gobernador Koki Noriega ejercía funciones en la jurisdicción de Acochaca (misma provincia), una coincidencia que genera suspicacias.
«NO APTA» en concurso
Pero quizás el antecedente más preocupante se encuentra en su participación en el Proceso CAS Temporal N° 004-2023-ANIN de la Autoridad Nacional de Infraestructura (del año pasado), donde la ahora asesora principal fue declarada «NO APTA» en la evaluación curricular para el cargo de coordinadora de proyectos para Áncash. Este resultado confronta directamente con las supuestas calificaciones requeridas para asesorar al máximo representante regional en materia de obras públicas, quien es el que toma las decisiones políticas en base a las recomendaciones técnicas de la joven Cruzado.
La Rosa: El responsable
La decisión de Marco La Rosa, Gerente General del GORE Áncash, de avalar mediante resolución esta designación, se suma a una serie de nombramientos que podrían explicar por qué la región ocupa los últimos lugares en ejecución presupuestal a nivel nacional. La inexperiencia en puestos de alto nivel parece haberse convertido en un discurso solo para el auditorio, comenzando por el propio La Rosa, quien carece de antecedentes como gerente en instituciones públicas.
¿Responderán con silencio?
Los ancashinos tienen el derecho de cuestionar si estas designaciones responden a criterios técnicos o a otros factores menos transparentes. Los resultados de la gestión, hasta ahora, parecen inclinar la balanza hacia la segunda opción. El silencio sería simplemente aceptar las pésimas decisiones de los funcionarios.
La actual gestión tiene pendiente explicar cómo una profesional que no cumplió los requisitos para un cargo de menor jerarquía en el ANIN, puede ahora ser considerada idónea para asesorar sobre decisiones que impactan en el desarrollo de toda una región cuyas obras actualmente están paralizadas, abandonadas o mal licitadas.
