Rober León, un padre de familia de 38 años, y su pequeña hija Ruth, de 5 años, son un ejemplo de superación e inventiva. Ambos son usuarios del programa Juntos del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS), y viven en el distrito de Marcará, en la región Áncash.
Rober se quedó solo con su hija tras la muerte de su esposa y la pérdida de su empleo como guardián. Sin embargo, no se dio por vencido. Gracias a su inventiva, supo administrar y ahorrar la subvención económica que recibe de manera bimensual del programa Juntos, para construir un horno rústico de adobe.
Con el horno ya construido, Rober se animó a preparar un cuy horneado, que generó gran sensación entre sus vecinos. Posteriormente, experimentó con conejos y gallinas horneadas. En poco tiempo, su sazón se hizo conocida en el pequeño distrito de Marcará.
Con la transferencia del incentivo económico, Rober también pudo comprar los cuyes y conejos para criarlos. De esta manera, produce sus propios insumos, con la finalidad de generar más ganancias.
La gran demanda que obtienen los pastelillos de habas y betarraga que prepara, lo impulsaron a presentarse en un concurso gastronómico obteniendo el primer lugar y los elogios del jurado.
Rober es un padre abnegado que vive y trabaja con esmero. Gracias a su visión emprendedora, ha sabido fusionar sus conocimientos de cocina con sus pequeños ingresos. Con tenacidad, ha superado las adversidades y hoy es un ejemplo para su comunidad.
