En las últimas horas, el exalcalde de Huaraz, Vladimir Meza, causó polémica al publicar un video en el que lanza acusaciones sin respaldo hacia este medio de comunicación. El exburgomaestre, visiblemente afectado y exaltado, cuestionó la labor periodística y esgrimió señalamientos de “odio” y “basura”, sin aportar pruebas concretas.
Lo que más ha llamado la atención a los huaracinos es que Meza, en su mensaje, evitó referirse al tema central: La afiliación de su esposa Miriam Hidalgo al partido Somos Perú. La omisión resulta notoria debido a que esta información, que fue publicada recientemente por nuestra web, generó mucha expectativa y comentarios sobre la posible postulación de su esposa a la alcaldía de Huaraz con el partido Somos Perú. Mientras que el propio Meza ha expresado intenciones de candidatear a gobernador con el partido País Para Todos (el hecho de que su cónyuge milite en otra organización política incrementa las suspicacias sobre un dobleteo político).
El exalcalde se ha limitado a atacarnos y descalificar a quienes informamos sobre su entorno, quienes son personajes públicos. Este comportamiento no solo alimenta dudas sobre su capacidad para gobernar o ser tolerante con los cuestionamientos, sino que también revela la tensión que podría estar enfrentando ante la creciente desaprobación ciudadana.
La ex autoridad, recordada por conflictos que marcaron su gestión y denuncias de corrupción como el Caso “Consorcio Huaraz”, vuelve así a encender la polémica. Su mensaje colérico, que incluyó comentarios personales y amenazas veladas, pone de manifiesto una pérdida de compostura frente a la prensa y la opinión pública. En especial, se cuestiona su silencio acerca del hecho de que su esposa milite en un partido distinto, una situación que no ha sido desmentida ni aclarada por Meza.
El rechazo que se percibe en diversos sectores de la población contra Meza parece haber contribuido a esta reacción desenfocada del exalcalde, quien en lugar de aclarar dudas, decidió emprenderla contra los medios que no son de su agrado. De esta manera, Vladimir Meza deja en evidencia no solo su nerviosismo, sino también el carente manejo político para responder con argumentos.
