Los vientos, que llegaron con una fuerza descomunal, arrancaron techos de viviendas y causaron estragos en la infraestructura local. Varias familias han resultado damnificadas por el impacto, quedando sin hogar y en una situación de vulnerabilidad extrema. Las imágenes muestran calles llenas de escombros, árboles derribados y edificios dañados, testigos mudos de la furia de la naturaleza.
La población de Piscobamba se encuentra sumida en estado de temor, acostumbrados a la tranquilidad de su entorno, se vieron sorprendidos por la rapidez con la que los vientos destructores barrieron la localidad. Muchos se refugian en albergues temporales proporcionados por las autoridades locales y organizaciones de ayuda, tratando de encontrar consuelo y seguridad en medio de la adversidad.
Las autoridades municipales y regionales se encuentran movilizadas para hacer frente a la emergencia. Equipos de rescate y voluntarios trabajan incansablemente para evaluar los daños, proporcionar ayuda humanitaria y restablecer la normalidad en la medida de lo posible
