Huaraz

Vendedores informales desafían buenas prácticas ambientales

Descontento vecinal ante contaminación y deterioro del ornato urbano en medio de actos de generosidad

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Mientras los dirigentes hacen un llamado constante para permitir que los vendedores informales se ganen la vida en las calles, los vecinos se ven atrapados entre la necesidad y la preocupación por la calidad de vida en su comunidad.

 

Aunque las leyes y ordenanzas municipales prohíben la venta ambulante en la zona, los vecinos han extendido su mano generosa a los vendedores informales, comprendiendo su difícil situación económica. Sin embargo, este acto de solidaridad se ha vuelto un dilema, ya que los vendedores informales no siempre cumplen con su parte al mantener limpias las calles y cuidar el parque Boulevard del Río Quillcay.

 

El descontento crece a medida que la contaminación ambiental y el deterioro del ornato urbano se vuelven evidentes. La acumulación de basura en las calles y en el parque se ha convertido en un problema visible y palpable. Aunque los vecinos desean apoyar a los vendedores informales, no están dispuestos a sacrificar la higiene y el entorno visual de su comunidad.

Las imágenes documentan la contradicción entre la compasión y la responsabilidad cívica. Los vendedores informales, que buscan una oportunidad de subsistencia, enfrentan desafíos para cumplir con las expectativas de limpieza y cuidado del entorno que los vecinos demandan. El caso de la ex parada Quillcay ilustra el complejo choque entre la necesidad humana y el orden legal.

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