Los vecinos denuncian que estos vehículos pesados utilizan las vías públicas como zonas de estacionamiento y carga y descarga de productos, sin ningún tipo de control ni autorización. Esta situación provoca una serie de inconvenientes, entre los que se encuentran:
La presencia de tráileres estacionados en las calles obstaculiza el libre tránsito de vehículos y peatones, generando congestiones y retrasos en el tráfico. El peso excesivo de los tráileres puede dañar el pavimento de las calles y aceras, generando baches y hundimientos que ponen en riesgo la seguridad de los transeúntes.
La circulación de tráileres en zonas urbanas aumenta el riesgo de accidentes de tránsito, especialmente para los peatones y ciclistas. La presencia de tráileres en las calles daña la imagen de la ciudad y genera una sensación de desorden y caos.