Los operativos de limpieza en la exparada Quillcay han dejado al descubierto la magnitud del problema generado por el comercio informal. Además de ocupar indebidamente el espacio público, estos vendedores han convertido las calles en verdaderos basureros, arrojando grandes cantidades de desechos a las alcantarillas.
Esta situación no solo afecta la estética de la ciudad, sino que también genera olores nauseabundos y pone en riesgo la salud de la población.
La acumulación de basura en las alcantarillas obstruye el flujo de aguas residuales, provocando inundaciones y proliferación de vectores como roedores e insectos. Asimismo, los desechos orgánicos en descomposición emiten gases tóxicos que contaminan el aire y agravan problemas respiratorios