Mientras medios de comunicación locales, regionales y nacionales condenan las expresiones misóginas del alcalde de Huaraz, David Rosales Tinoco, contra la periodista Milagros Vargas durante el Rompe Calle del Carnaval Huaracino 2025, los regidores de la comuna provincial han mantenido un silencio absoluto, lo que ha generado una ola de indignación en la población.
El burgomaestre, en aparente estado de ebriedad, profirió comentarios sexistas contra la periodista, declarando: «Me parece que es rica, habrá que probarla así se moleste el alcalde de Independencia”, una afirmación denigrante que no solo atenta contra la dignidad de la agraviada, sino que también refuerza una cultura de violencia de género desde el poder.

Este tipo de agresiones están tipificadas en el artículo 122-B del Código Penal, que sanciona la violencia contra la mujer con penas de hasta tres años de prisión. Además, el hecho de que el agresor sea una autoridad pública agrava la situación, ya que la violencia institucional ejercida desde el poder es una forma especialmente grave de discriminación.
A pesar de la gravedad del caso y la presión mediática, los regidores de Huaraz, quienes tienen el deber de fiscalizar la gestión municipal y velar por el respeto a los derechos fundamentales, han optado por el silencio. Este mutismo se torna aún más escandaloso considerando que dentro del Concejo Municipal hay regidoras que se presentan como defensoras de los derechos de la mujer, pero que, hasta el cierre de este informe, no han emitido ningún pronunciamiento condenando los hechos.

La falta de reacción por parte de los regidores es interpretada como un acto de complicidad con la conducta del alcalde, lo que podría traducirse en una falta grave de deberes de función. Desde diversos sectores de la sociedad civil, y ciudadanos en general, se exige que este hecho sea llevado al Consejo Municipal, donde debería aplicarse la Ley Orgánica de Gobiernos Locales y evaluarse la suspensión del alcalde.
El escándalo no solo ha dañado la imagen del burgomaestre, sino que ha puesto en ridículo a toda la provincia de Huaraz a nivel nacional, evidenciando la impunidad con la que ciertas autoridades ejercen el poder sin asumir las consecuencias de sus actos. La ciudadanía ahora exige respuestas, y el silencio de los regidores no hace más que avivar la indignación.