De manera sorpresiva, días después del ataque, se desplegaron efectivos de las fuerzas del orden en distintos puntos de Huaraz, incluyendo a la policía montada, que patrulló las calles a caballo como parte de una estrategia de disuasión.
Esta presencia fue bien recibida por la ciudadanía, que agradeció el gesto, pero al mismo tiempo expresó escepticismo sobre la duración del operativo.
“Siempre pasa lo mismo. Aparecen unos días y luego desaparecen. La ciudad necesita seguridad permanente, no solo cuando ya hubo víctimas”, comentaron varios transeúntes. Los huaracinos esperan que esta vigilancia no sea temporal, y exigen un plan sostenido de protección ciudadana.