La discoteca Mega Disco reabrió sus puertas el mismo día y una horas del violento atentado que preocupó el sector Barranquito de Huaraz. Esta sorprendente «vuelta a la normalidad» ha despertado suspicacias entre vecinos y autoridades, quienes cuestionan la inusual rapidez con la que el empresario Guillermo Tarazona retomó sus actividades comerciales.

¿Cómo es posible que un establecimiento que sufrió un atentado con explosivos, catalogado inicialmente como un grave acto criminal, retome sus operaciones con tal premura? Esta es la pregunta que resuena entre los habitantes de Barranquito, especialmente cuando los daños reportados incluían destrucción de ventanales y afectaciones estructurales que, en condiciones normales, requerirían evaluaciones técnicas y permisos especiales para garantizar la seguridad de los clientes.
Las declaraciones del empresario Tarazona, quien primero denunció un supuesto ataque de la competencia, contrastan dramáticamente con su comportamiento posterior. «Si realmente temiera por su seguridad o la de sus clientes, ¿por qué la prisa por reabrir?», cuestionan algunos vecinos que prefieren mantener el anonimato. La rapidez de la reapertura parece minimizar la gravedad de un incidente que inicialmente fue presentado como un atentado criminal serio.
La controversial decisión de la Fiscalía de calificar el hecho como «daños simples» adquiere ahora un matiz diferente. ¿Acaso las autoridades detectaron elementos que restan credibilidad a la versión original del atentado? La prematura reapertura del local podría explicar por qué el Ministerio Público optó por una calificación menos severa del incidente.