Como cada fin de semana, la ciudad de Huaraz, capital de la región Áncash, se llena de fervor y alegría con la tradicional celebración religiosa en honor a San Antonio de Padua, organizada por la familia Atalaya Cacha, proveniente del populoso barrio de Tacllán. Esta festividad se ha convertido en una expresión viva de fe, cultura y unidad familiar, celebrada sin interrupciones desde hace más de 90 años.
El mayordomo de la fiesta relató que esta costumbre no solo es un homenaje al santo milagroso que les ha concedido salud y protección a lo largo de los años, sino también una manera de fortalecer los lazos familiares a través de la fe compartida. «San Antonio de Padua nos ha dado muchos milagros. Le debemos la vida sana de la familia y muchas bendiciones más», expresó con emoción.
Según el abuelo de la familia, la tradición fue iniciada por su propio abuelo, lo que demuestra un legado que se mantiene firme a pesar del paso del tiempo. «Esto no es nuevo. Viene de mucho antes que nosotros. Mi abuelo ya organizaba estas celebraciones», aseguró, visiblemente orgulloso.
