Como cada 6 de julio, el Perú celebra el Día del Maestro, una fecha cargada de emoción, respeto y gratitud hacia quienes dedican su vida a educar, formar y transformar generaciones. El maestro, hombre o mujer, es mucho más que un transmisor de conocimientos: es guía, confidente, inspiración y refugio emocional para cientos de niños y jóvenes que encuentran en el aula un segundo hogar.

En tiempos donde la tecnología avanza a pasos agigantados y se habla de reemplazos por inteligencia artificial, hay algo que ninguna máquina podrá jamás imitar: el alma del maestro. Porque solo un verdadero docente es capaz de mirar a cada estudiante, sin importar su condición económica, apariencia o habilidades, como un hijo al que se le entrega amor, paciencia, comprensión y esperanza.
Este amor y vocación fueron reconocidos en el colegio Sabio Antonio Raimondi , donde los padres de familia y estudiantes sorprendieron con un homenaje lleno de ternura a la profesora Mariela Ampuero Ramírez. Con bailes, palabras emotivas y gestos sinceros, agradecieron su entrega, compromiso y cariño incondicional hacia sus alumnos.
En medio de la rutina escolar, este momento de celebración reafirmó que una maestra como Mariela no solo deja huellas en cuadernos, sino en los corazones. Su legado no se mide en títulos, sino en la transformación que logra día a día en sus estudiantes, quienes hoy la abrazan y la reconocen como parte esencial de sus vidas.