La ropa dice más que mil discursos. El congresista por Áncash, Darwin Espinoza, parece haber entendido bien este adagio. Tras ser expulsado de las filas de Acción Popular –el partido de la lampa que lo llevó al Congreso– envuelto en serias acusaciones de corrupción vinculadas al caso ‘Los Niños’ y otros presuntos malos manejos, Espinoza no solo ha encontrado refugio político en la bancada de Podemos Perú, sino que también ha actualizado su vestimenta y su imagen pública.
Aquella casaca roja, símbolo de su militancia acciopopulista y que hasta hace poco lucía con la aparente intención de seguir una carrera bajo esa bandera, ha sido reemplazada. Ahora, Darwin Espinoza se deja ver y promociona sus actividades con una llamativa casaca azul, el color de Podemos Perú. Un cambio de color que va de la mano con la adaptación de sus redes sociales y material de difusión, ahora teñidos del azul y amarillo que identifica al partido liderado por José Luna Gálvez.
Más allá del color, este giro estético ha encendido las alarmas dentro de las propias filas de Podemos Perú en Lima. Fuentes internas del partido, que prefieren mantener el anonimato, advierten que esta nueva imagen personal de Espinoza no es coincidencia. Señalan que confirmaría los rumores que el parlamentario ancashino, a pesar de no estar afiliado formalmente a Podemos (una condición que le permitiría postular como invitado), estaría tejiendo lazos con la cúpula partidaria de Lima con el objetivo de asegurar su candidatura a la Cámara de Senadores por Áncash en las próximas elecciones generales. Para ellos ya empezó a prometer agua potable para la costa, títulos de propiedad y creación de nuevos distritos (a todos ellos llega con los colores de Podemos Perú).
Sin embargo, Espinoza carga sobre sus hombros investigaciones fiscales delicadas que podrían complicar seriamente su futuro legal y político. La inmunidad parlamentaria que ofrece un escaño –y más aún uno en el Senado, con un mandato más prolongado– se percibiría en estos círculos como el verdadero motor detrás de su acercamiento y adopción de los símbolos de Podemos.
Este plan, sin embargo, no estaría cayendo bien en todos los sectores de Podemos Perú, especialmente en la región Áncash. Militantes y dirigentes locales que han trabajado posicionando la base partidaria ven con recelo la posible imposición de una figura «invitada» y fuertemente cuestionada. La llegada de Espinoza, con su pasado acciopopulista y su presente judicial, podría generar fracturas y descontento en un partido que busca consolidarse en la región.
