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Así fue la revolución campesina de 1885

La Corte Superior de Justicia de Ancash, cerrada desde fines de la guerra, impone el pago de la Contribución Personal a los campesinos.

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El 2 de marzo, al conocerse el ultraje a sus alcaldes, los campesinos de Unchus y Marián reaccionaron violentamente. Se dirigieron a la prefectura para reclamar pero fueron recibidos a tiros por los gendarmes y los soldados del Batallón “Artesanos de Huaraz”. Luego de una dispersión inicial, se reagruparon en las alturas del puente de Auqui, hasta donde fueron perseguidos por los soldados. Allí se trabó una lucha de cinco horas, donde murieron cientos de campesinos. Esa noche, en Marián se reunieron los alcaldes de todos los caseríos que circundan la ciudad y planificaron las acciones del día siguiente. Angel Baylón sería el jefe del grupo que invadiría Huaraz desde el este, sus órdenes eran tomar Pumacayán. Joaquín Guerrero, encabezaría a los campesinos de la Cordillera Negra y debía atacar desde “El Balcón de Judas”. Manuel Granados y Cossío Torres dirigirían a los que vendría de la zona norte y debían ingresar por Patay y el puente Quillcay. Juan Sánchez fue elegido jefe de los que deberían llegar desde el sur y posesionarse de la Plazuela de Belén.


El 3 de marzo de 1885, los campesinos de los caseríos de Huaraz invadieron la ciudad a sangre y fuego, asesinaron a 180 gendarmes y soldados del Batallón “Artesanos” y se apoderaron de la ciudad. Si al día siguiente retornaban a sus estancias, el movimiento no hubiera pasado de ser una revuelta, un motín; pero decidieron quedarse y expandir el movimiento, darle un programa y levantar sus reivindicaciones; así se fue convirtiendo en una verdadera revolución.


El mando supremo, quedó en manos de Pedro Pablo Atusparia, Alcalde Pedáneo de los caseríos del Distrito de Independencia. Atusparia demostró rápidamente que tenía cualidades de líder. No dejó que la soberbia se le suba a la cabeza y planificó una alianza con los opositores al gobierno de Iglesias, mientras se contactaba con más dirigentes campesinos a lo largo y ancho del Callejón de Huaylas. Fruto de esa idea fue el nombramiento del abogado cacerista Manuel Mosquera como nuevo Prefecto el día 5 de marzo. Atusparia se reservó el título de “Delegado de la Prefectura”, pero la autoridad la imponía él.


El 15 de marzo cayó Carhuaz, de allí surgió un bravo líder experto en lucha de guerrillas y el uso de explosivos, era el minero “Uchcu Pedro”. Llegada la Semana Santa, Atusparia hizo un alto a sus labores revolucionarias y dispuso que las celebraciones religiosas se realicen con normalidad, él mismo llevó el Palio del Santísimo en la procesión del Jueves Santo.


Los líderes campesinos ubicaron en Mancos su cuartel general con la idea de expandir la revolución hacia Yungay y Carás. El 29 de marzo, José Orobio, conocido como “El Kori blanco”, al mando de mil hombres inició el asedio a Yungay. Luego de tremendas escaramuzas, Yungay fue tomada el 4 de abril. En Yungay la Guardia Urbana dirigida por don Manuel Rosas Villón contaba con seis compañías y tenía las armas que durante la Guerra del Salitre, habían pertenecido al “Batallón Amazonas”.  Es por ello que hubo que hacer una estratégica planificación para el ataque a Yungay.


 “Uchcu Pedro” se encargó de organizar el desalojo del ejército. Atacó Yungay durante tres días desde el 25 de abril. Poco pudieron hacer sus fuerzas ante un ejército disciplinado que contaba con 700 soldados armados con la tecnología más moderna llegada al Perú luego de la guerra. Tenían además tres metralletas y un cañón. Así, con armas modernas, el ejército que nunca venció una batalla a los chilenos, se ensañó en Yungay masacrando a campesinos peruanos.


Pese a haber tomado Huaraz con relativa facilidad, el ejército tuvo que pasar dos grandes sustos antes de reducir completamente a los campesinos. El 7 de mayo fue atacado el cuartel general del ejército, que por esos días se ubicó en el Colegio “De La Libertad”, barrio de San Francisco. El 11 de mayo, “Uchcu Pedro”, el invencible Pedro Cochachin, atacó Huaraz desde la Cordillera Negra, en lo que constituyó la batalla de Huarupampa, donde fallecieron más de mil aguerridos campesinos.


Atusparia, preso en casa del Inspector de Cárceles, Fabián Maguiña, había perdido totalmente el mando de la revolución. Se le perdonó la vida a ruego de influyentes pobladores que adujeron en su defensa, el haber sido un jefe mesurado y magnánimo, que evitó el saqueo a la propiedad privada. “Uchcu Pedro”, al mando de los pocos valientes que aún seguían bajo su liderazgo, se retiró hacia la Cordillera Negra para seguir hostigando al ejército con ataques esporádicos, en espera de la llegada de tropas del General Cáceres, quien nunca acudió a su llamado. Estas acciones las realizó hasta el mes de setiembre, cuando cayó en una emboscada en Quillo y fue fusilado en Casma. Pedro Celestino Cochachin, falleció el 29 de setiembre de 1885.


Otros héroes de esta revolución fueron: Ángel Baylón, José Orobio, el Curaca Tupish Huanca, Pedro Granados, entre muchos otros valientes campesinos y campesinas; y Luis Felipe Montestruque, el periodista que dirigió “El Sol de los Incas” vocero de la revolución.


 

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