Apenas se restableció el tránsito en la vía longitudinal de Conchucos, en el tramo puente Llacma – Llumpa, la incertidumbre se apoderó de los transportistas.
A pesar de que la maquinaria pesada logró liberar parcialmente la carretera tras 35 horas de bloqueo por un derrumbe en el sector Olivo, distrito de Llumpa (Mariscal Luzuriaga), el riesgo de nuevos deslizamientos seguía latente. Las piedras continuaban cayendo, obligando a los conductores a detenerse al borde del abismo.
Mientras los vehículos dudaban en avanzar, los pasajeros, agotados tras más de un día atrapados sin alimentos, abrigo ni servicios, tomaron una decisión extrema: cruzar a pie. Cargando mochilas, con niños y ancianos de la mano, avanzaron apresurados entre la amenaza de un nuevo desprendimiento. Cada paso era una apuesta contra el destino, pues una sola piedra mal caída podía desencadenar una tragedia mayor.
La falta de rutas alternas y la demora en la rehabilitación total de la vía han dejado en evidencia la vulnerabilidad de quienes dependen de esta carretera. Las autoridades locales aún no han informado sobre un plan definitivo para garantizar la seguridad de los viajeros, mientras la población exige una solución inmediata para evitar más riesgos.