A cinco días del desborde del río Casca en el centro poblado de Jinua, que dejó pérdidas humanas y materiales incalculables, los damnificados han sido reubicados en carpas en la comunidad de Ucumaran, donde reciben ayuda humanitaria por parte de las autoridades y ciudadanos solidarios.
Sin embargo, las familias de zonas colindantes, también afectadas por el desastre, alzaron su voz de protesta: denuncian que no reciben apoyo, especialmente agua potable, pese a que el sistema de agua JAS fue arrasado por el río, dejándolos sin el líquido vital desde el lunes 28 de abril.
“Nos hemos quedado sin agua, tenemos niños pequeños y nadie se acuerda de nosotros. Toda la ayuda va solo para quienes están en las carpas”, expresó una madre de familia con frustración.
Los vecinos piden a las autoridades que no los excluyan, ya que también han sido afectados directamente por la emergencia. Exigen que se restablezca el servicio de agua potable o se les garantice una distribución equitativa del recurso mientras dura la contingencia.