Descendió desde la quebrada de Cójup, arrastrando todo lo que encontró en su camino.
El aluvión desciende por la Quebrada de Cójup, arrastrando todo lo que encuentra en su camino, a medida que avanza inunda la Quebrada de Quillcay, llega a la mejor zona de Huarás, desaparecieron centros educativos, industrias, chalets, mansiones, molinos, el hotel de turistas y más, lo mejor de Huarás, arrastrados hasta el río Santa.
“Se ha comentado que días antes del desastre un grupo de campesinos comentó a un grupo de pobladores, y se acercó a la Prefectura de Huarás, alertando que la laguna Cójup se estaba llenando hasta el borde y peligraba desbordarse, pero ellos fueron silenciados, amenazados de subvertir el orden y la tranquilidad pública (….) (1)
“Aquel eclipse que oscureció una mañana de 1936 el cielo de Huarás, fue, sin duda, anuncio de la tragedia.
Algunos indios pastores de la Cordillera, habían advertido el peligro. Un día se presentaron ante el sr. cura y le dijieron que ” las aguas estaban chúcaras”. Había caído en efecto una enorme masa de nieve sobre una laguna(….)
Aquello de aguas chúcaras sonó mal al sr. cura y se puso alerta. Celebraba Misa aquel sábado 13 de diciembre de 1941 _misa de 6 y media_cuando percibió inusitado ajetreo en el atrio de la iglesia y vocerío confuso. Alcanzó a oir
_¡ volcán !… ¡ volcán !… ¡ volcán ! Salió el sr. cura eran la 6. 45 de la mañana. La monstruosa serpiente bajaba con los colmillos afuera tragando, aplastando.
Durante quince minutos, la masa de lodo y piedras bajó con violencia inaudita por el fondo de la Quebrada y al llegar a la explanada de Huarás, se abrió formando un abanico enorme que se vació en el río Santa, represando las aguas y originando una corriente contraria que retrocedió quinientos metros. El derrame de lodo, de un espesor fantástico, rellenó totalmente un viejo cauce y amontonó piedras gigantes a lo largo de muchos kilómetros.
Las casas fueron barridas y llevadas como cajitas de fósforo hasta el Santa. El edifico del Hotel de turistas, de concreto armado fué arrancado desde sus cimientos y partido en mil pedazos.
Nada quedó al cabo de un cuarto de hora de la parte azotada de la ciudad. Había autos sobre las peñas, casas unas encima de otras y pedrones por todas partes. Abajo de ese lodo cinco mil muertos. (2) (1) Julio González Miranda.
Hirca N° 5 (2) H. Buse . Huarás Chavín. (RUN RUN)
